A nivel general, la deficiencia de oxígeno produce una serie de síntomas como cansancio generalizado, problemas de atención, hipersomnolencia, etc., aumentando también el riesgo de sufrir enfermedades tales como hipertensión, diabetes tipo II, aumento del riesgo de ataque al corazón, reflujo gástrico, depresión, etc. Al sufrir hipersomnolencia y alteraciones en el estado de ánimo se ve afectada la vida personal, social y laboral de la persona con riesgo de sufrir accidentes laborales o de tráfico al aumentar la posibilidad de quedarse dormido.
El tratamiento de la apnea se puede abordar de varias formas: mejorar el estilo de vida (perder peso, reducir el consumo de alcohol y sedantes, dormir en una determinada posición), cirugía de la vía aérea superior (uvulopalatofaringoplastia, traqueotomía, resecciones linguales, cirugía maxilofacial ortognática), tratamiento médico como CPAP (Continuous Positive Airway Pressure), tratamiento farmacológico y dispositivos orales.